TEXTO: JUAN 4.25-27 MIERCOLES 6-09-2023 PS. JESSICA ALZAMORA

INTRODUCCIÓN: Hoy estudiaremos el tema Principios de Evangelismo que aprendemos de Jesús.

 

I . LA GENTE CONFUNDIDA NECESITA OIR DE LA SALVACIÓN EN CRISTO 

Juan 4:25 (RVR60) — Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. 26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo. 

 

A.   Lasenseñanzas que la mujer acababa de recibir, causaron en ella una profunda impresión, hasta el punto que comenzó a pensar en el Mesías, aquelque cuando viniera les declararía todas las cosas. 1

 

B.   Jesúslogró hacerla pensar en las verdades espirituales. ¿Cómo lo hizo? Conversando con ella, escuchando sus preguntas y llevándola a la verdad de la Palabra de Dios. No permitió que la conversación se desviara, sino que se mantuvo hasta que ella reflexionó en la verdad de Dios.

 

C.   Debemos sacar tiempo para conversar con los inconversos sobre las verdades espirituales. Pero sobre las verdades de la Biblia, no lo que le dijeron, no lo que usted piensa, sino lo que usted a estudiado de la Palabra del Señor, lo que usted está seguro que dice la palabra del Señor. 

 

D.   Seguramente algo estaba pasando en el corazón de la samaritana, el velo se estaba corriendo de sus ojos y empezaba a pensar en que aquel judío que se había acercado a ella para pedirle agua junto al pozo de Jacob, podía ser el Mesías que esperaban. 

 

Al fin y al cabo, ¿no le había declarado con toda claridad cuál era su estado moral, y además había dado explicación a todas sus dudas Teológicas? 

 

Parece que en su mente y corazón comenzó a establecerse esta conexión entre Jesús y el Mesías. De hecho, así se lo planteó a los samaritanos de la ciudad un poco más tarde.

 

E.   En cualquier caso, a la mujer no le quedó ninguna duda sobre este asunto cuando Jesús mismo le declaró que él era el Mesías: “Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo”.

 

F.    Esto fue para ella como si Jesús dijera que todo eso no es un sueño de la verdad, sino la verdad misma.2

G. El Espíritu Santo de Dios redarguye, toca y quebranta los corazones cuando conversamos de su Palabra, de su hijo Jesucristo. Y obra el nuevo nacimiento, la regeneración en la vida de los hombres. 

 

II. PRINCIPIOS QUE DEBEMOS TENER EN CUENTA AL EVANGELIZAR

JN. 4.26 Jesús le dijo (a la samaritana): Yo soy, el que habla contigo. 

 

A.   JESUS REVELA A LA SAMARITANA SU NATURALEZA DIVINA

 

1.    Es importante considerar la forma exacta de esta declaración. Jesús dijo: “Yo soy”. Por supuesto, gramaticalmente se sobreentiende que quería decir “Yo soy el Mesías”. 

 

2.    Ningún conocedor del Pentateuco podría dejar de asociar estas palabras de Cristo con aquellas con las que Dios se presentó a Moisés en la zarza ardiendo.

 

Éxodo 3:13–14 (RVR60) — 13 Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? 14 Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. 

 

3.    Ésta es la primera aparición de la expresión “Yo soy” que Jesús usa muchas veces en el evangelio de Juan para revelar su verdadera naturaleza. Su naturaleza divina. Jesús es Dios. [1].

 

4.    La gente necesita oír esta gran verdad: Jesucristo es el Señor, El es Dios encarnado, El es Dios que tomó forma humana para darse a conocer. El puede y quiere perdonar nuestros pecados. Pero debemos reconocernos pecadores, pedirle perdón y rendir nuestras vidas a Jesús para que ayude a hacer su voluntad. 

 

B.   DIOS O HACE ACEPCIÓN DE PERSONAS

 

1.    ¿Por qué Jesús no decidió declarar por primera vez que era el Mesías al grupo más influyente y políticamente correcto: los líderes religiosos judíos? 

 

2.    ¿Por qué escogió revelar esa verdad monumental a una mujer samaritana inmoral y menospreciada? 

 

3.    La respuesta está en la gran verdad de que, “Dios no hace acepción de personas”4.

4.    [2] Por ejemplo, el contraste entre la mujer samaritana y Nicodemo era fortísimo. Él era un judío religioso devoto, ella una samaritana inmoral. Él era un teólogo erudito, ella una mujer campesina sin educación. Él reconocía a Jesús como un maestro enviado por Dios, ella no tenía ni idea de quién era Él. Él era rico, ella pobre. Él era un miembro de la élite social judía, ella la escoria de la sociedad samaritana[3]

 

C.   JESÚS NO DISCRIMINÓ A LA SAMARITANA POR SER MUJER

 

27 En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella? 

 

1.    Los discípulos se maravillaron al ver que Jesús hablaba con una mujer; porque eso era una infracción escandalosa de las normas sociales.

 

2.    En el judaísmo creían que si un rabino hablaba con una mujer era, en el mejor de los casos, una pérdida de tiempo, y en el peor, una distracción para el estudio de la Torá, algo que podría derivar en la maldición eterna. 

 

3.    Sin embargo, ninguno le dijo nada debido al respeto y la reverencia que sentían por Él. Ya habían aprendido que Jesús no se sujetaba a las expectativas, tradiciones y prejuicios judíos, y que tenía buenas razones para hacer lo que
hacía.[4]

 

D.   JESUS ENSEÑÓ QUE EL EVANGELIO NO ERA SOLO PARA LOS JUDÍOS 

  

1.    Aunque el evangelio habría de predicarse primero a Israel, no sería exclusivamente para ellos. 

 

2.    El evangelio cruzaría todas las barreras religiosas, algo difícil de aceptar para muchos judíos.[5]

 

3.    La inolvidable historia de Jonás, con su rechazo dramático a obedecer cuando el Señor lo llamó a predicar en Nínive, demuestra la actitud anti -misionera judía.

 

4.    De hecho, Jonás se fue en la dirección opuesta. Su desobediencia no derivaba del miedo a su propia seguridad, sino a su falta de disposición para ver que sus enemigos (los odiados asirios) experimentaran la misericordia de Dios.  

5.    Elprofeta admitió que ese era su motivo: “¡Oh Señor! ¿No era esto lo que yo decía cuando todavía estaba en mi tierra? Por eso me anticipé a huir a Tarsis, pues bien sabía que tú eres un Dios bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, que cambias de parecer y no destruyes” (Jon. 4:2, nvi).[6]

 

6.    Al igual que Jonás, los discípulos necesitaban sacudirse de su prejuicio cultural. Necesitaban reconocer que las buenas nuevas del evangelio son para todas las personas (Ro. 10:12; Gá. 3:28).[7]

 

5.   La revelación de Jesús a la Samaritana demuestra que el amor salvador de Dios no conoce límites; trasciende todas las barreras de razas, géneros, etnicidad y tradición religiosa. A diferencia del amor humano, el amor divino es indiscriminado y abarca a todos[8]

 

6.   De la misma manera nosotros al Evangelizar debemos ir a cualquier persona, sin importar su raza, condición social – económica o estado en el que se encuentre. Sin hacer acepción de personas. 

 

CONCLUSIÓN: La conversación con la samaritana en el pozo ilustra tres verdades sobre la salvación. 

 

1.    La primera, la salvación solamente llega para quienes reconocen su necesidad desesperada de la vida espiritual que no poseen. 

 

2.    Segunda, la salvación solo llega a quienes confiesan sus pecados, se arrepienten y desean el perdón. Esta mujer promiscua tuvo que reconocer todo el peso de su iniquidad antes de poder abrazar al Señor. 

 

3.    Y tercera, la salvación solo llega a quienes aceptan a Jesús como su Mesías y quien paga por sus pecados[9]

 

Hechos de los Apóstoles 4:11–12 (TLA) — 11 Ustedes han actuado como los constructores que rechazaron una piedra, y luego resultó que esa piedra llegó a ser la piedra principal que sostiene todo el edificio. 12 Sólo Jesús tiene poder para salvar. Sólo él fue enviado por Dios, y en este mundo sólo él tiene poder para salvarnos.  


[1]
https://www.escuelabiblica.com/estudios-biblicos-1.php?id=116

[2]
MacArthur, J. (2011). Juan (D. A.
Díaz Pachón, Trad.; p. 143). Portavoz.

[3]
MacArthur, J. (2011). Juan (D. A.
Díaz Pachón, Trad.; p. 143). Portavoz.

[4]
MacArthur, J. (2011). Juan (D. A.
Díaz Pachón, Trad.; p. 158). Portavoz.

[5]
MacArthur, J. (2011). Juan (D. A.
Díaz Pachón, Trad.; p. 158). Portavoz.

[6]
MacArthur, J. (2011). Juan (D. A.
Díaz Pachón, Trad.; p. 158). Portavoz.

[7]
MacArthur, J. (2011). Juan (D. A.
Díaz Pachón, Trad.; p. 158). Portavoz.

[8]
MacArthur, J. (2011). Juan (D. A.
Díaz Pachón, Trad.; p. 143). Portavoz.

[9]
MacArthur, J. (2011). Juan (D. A.
Díaz Pachón, Trad.; p. 153). Portavoz. 

Categorías: Sermones

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