TEXTO:          SOFONÍAS 2.1-3

TEMA:            Como escapar de la destrucción final. 

INTRODUCCIÓN:

Sofonías Habla de un desastre que se dirige directamente a Jerusalén y al mundo pecador, describe el juicio del Señor como si fuera un enorme asteroide que se dirige directamente hacia la tierra y que No se desviará de ningún modo.

La tierra no podrá evitar de ninguna forma ser envuelta por completo en una destrucción feroz.  No habrá tiempo para tomar una acción evasiva[1]

Entonces, ¿qué debería hacer la gente? ¿Debería solamente encogerse de hombros y esperar lo inevitable?.  ¿Podrían por lo menos tratar de escapar de la destrucción venidera? Pero, ¿cómo pueden hacerlo? ¿Qué pueden hacer?[2]

I           SOFONÍAS NOS HACE UN LLAMADO A REFLEXIONAR

Sofonías 2:1 (RVR60) —  Congregaos y meditad, oh nación sin pudor, … 

A.   El llamado al arrepentimiento comienza con una invitación “congregaos” o “recogeos dentro de vosotros mismos” [NIV], suplica el profeta 

La palabra que usa Sofonías contiene el pensamiento de recoger la paja del campo. La imagen es muy apropiada.

Así como se reúne la paja para formar gavillas o manojos, también los pecadores arrepentidos debían reunirse ante el Señor, para suplicar su misericordia, y hacerlo antes que llegue el tiempo cuando los reúna para el juicio.[3]

La postura inclinada que asumen los trabajadores para reunir la paja también es un modelo apropiado de la manera en que el pecador se debe acercar a Dios.[4]

B.   Judá es descrita como una nación sin pudor. Esto puede relacionarse con una raíz aramea que significa “incolora”, y en consecuencia, “pálida”.

La nación no empalidece, de ahí que no tenga vergüenza.18 La Biblia de Jerusalén traduce “gente sin vergüenza”.

Este es un llamado a Judá para que se dé cuenta de la tragedia que le aguarda, y aproveche la tregua para arrepentirse antes de la tormenta.[5]

C.   El sentido de su llamado al arrepentimiento tal vez se podría parafrasear así:

 Oh nación que no siente vergüenza de su impiedad y es insensible al llamado de arrepentimiento del Señor, inclínate ante el Señor en arrepentimiento humilde antes que sea demasiado tarde y te aplaste con su juicio[6]

D.   Entonces Sofonías estaría describiendo a Israel de una manera que es característica de todos los pecadores.

Por naturaleza el pecador no reconoce su pecado como malo y equivocado, o no se preocupa mucho por él. Por supuesto no tiene la voluntad de inclinarse ante el Señor ni de confesar que merece el castigo eterno. Por naturaleza todo pecador es insensible al Señor.[7] 

II          ISRAEL DEBE ARREPENTIRSE, DEBE ACTUAR AHORA

Sofonías 2.2 antes que tenga efecto el decreto, y el día se pase como el tamo; antes que venga sobre vosotros el furor de la ira de Jehová, antes que el día de la ira de Jehová venga sobre vosotros.

A.   Arrepiéntanse, dice Sofonías: Sof. 2.2“antes que tenga efecto el decreto”. 

En su almanaque el Señor ya ha marcado la fecha en que actuará, y ésta es específica, una fecha ya designada ese día está “cercano y muy próximo” (1:14).

Sofonías 1:14 (RVR60) — 14 Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová; gritará allí el valiente.

Los pecadores tienden a pensar que si el juicio del Señor va a venir, vendrá en un tiempo distante en un futuro lejano. Entonces se imaginan que hay bastante tiempo para prepararse. Sofonías nos informa que no es así.

El sentido del tiempo del Señor es diferente del nuestro. Por su paciencia puede parecer como si todavía no hubiera decidido cuándo llegará el día del juicio, pero si los pecadores ven de esta forma los planes del Señor se están adormeciendo en una apatía peligrosa y los encontrará desprevenidos[8]

B.   La segunda razón que da Sofonías para un arrepentimiento inmediato es ésta: el día del Señor será el día “del furor de la ira de Jehová”.

Sof. 2.B….antes que venga sobre vosotros el furor de la ira de Jehová,

El profeta Amós revela que los israelitas tenían ideas falsas acerca del día del Señor (5:18).[9]

Amós 5:18 (RVR60) — 18 ¡Ay de los que desean el día de Jehová! ¿Para qué queréis este día de Jehová? Será de tinieblas, y no de luz;

Como los profetas habían hablado acerca de la “restauración” del pueblo de Dios, Israel creía que el día del Señor sería en verdad un día de juicio para todas las naciones que los rodeaban y que ellos escaparían del juicio por ser la nación escogida de Dios.

Los israelitas suponían que no tenían necesidad de arrepentirse ni de vivir piadosamente. Sin embargo, Sofonías le asegura a la impenitente Israel que la furia del Señor verdaderamente arderá contra ellos debido a su pecado.[10]

Al igual que Israel nosotros nos consolamos diciendo: “Sí, solo esas personas perversas recibirán lo que merecen. Son peores que nosotros. Sabemos que Dios se encargará de que recibamos un mejor trato”.

Sofonías no lo ve así. Él no hace esas comparaciones ni esas excepciones, porque dice: “Están advertidos, porque la furia del Señor caerá sobre ustedes. Él no es Dios con quien se pueda jugar”.

III         UN LLAMADO A BUSCAR A DIOS Y DEMOSTARLO PRACTICAMENTE.

Sof. 2. 3 Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizá seréis guardados en el día del enojo de Jehová.

A.   El pueblo es exhortado: (3) buscad a Jehová, antes que ese decreto produzca sus frutos de destrucción.[11]

B.   Otra vez Sofonías llama al arrepentimiento. “Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra”.

C.   La verdadera humildad o contrición no nace del ser humano por si sola; viene del duro martillo de la ley de Dios, que aplasta a los pecadores y les dice que no tienen ninguna oportunidad de estar ante el Juez divino y de ser declarados no culpables[12]

D.   La santa ley de Dios golpea a los pecadores hasta que se dan cuenta de la verdad de que no hay nada que puedan hacer, que no hay justicia que puedan cumplir para agradar al Señor y así poder escapar de su ira.[13]

E.   No obstante, Sofonías les ofrece esperanza a los que ha se han humillado ante la ley de Dios.

Les dice: “buscad mansedumbre”, Y también les dice: “buscad justicia”. Finalmente, ésta es la manera de presentarse ante Dios y vivir: buscar la justicia que sea aceptable a él.[14]

F.    Pero ahí está el problema. ¿Qué justicia es aceptable para el Señor? ¿Qué pensamientos, palabras, u obras, anunciará el Señor como buenos y justos? Isaías nos dice que no esperemos producir esa justicia ni encontrarla dentro de nosotros; dice:[15]

Isaías 64:6 (RVR60) — 6 Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.

G.   Esto ciertamente suena como una calle sin salida, es decir que no hay esperanza. ¿Nos está ofreciendo Sofonías una esperanza falsa, que realmente no existe, cuando dice: “Buscad la justicia”?

H.   La justicia que debemos buscar no la producimos nosotros, sino que la da el Señor.

Romanos 3:21–24 (RVR60) — 21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

El pueblo de la época de Sofonías no desconocía esta justicia, aunque vivió antes del tiempo de Pablo. Isaías ya lo había profetizado. Que el Mesías, el Salvador prometido, el Siervo Sufriente como lo llamó Isaías, proveerá esta justicia para los que creían en Él.

Isaías 42:1 (RVR60) — 1 He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.

Isaías 42:4 (RVR60) — 4 No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley.

I.     Siglos antes, cuando el Señor se preparaba para sacar a Israel de Egipto bajo la guía de Moisés, le enseñó a su pueblo que había una forma de resguardarse y esconderse de su ira, una manera que él mismo les proveería.

J.    Antes de que la plaga final cayera sobre Egipto y destruyera a todos los primogénitos, el Señor hizo que Moisés instituyera la Pascua.

K.   Cada hogar israelita debía matar un cordero y untar su sangre en los dinteles de la puerta de la casa. Cuando el Señor pasara por la tierra de Egipto en su ira, vería la sangre en las casas de los israelitas y las pasaría por alto. Por causa de la sangre, ellos serían protegidos de la terrible ira del Señor.[16]

L.    El cordero de la Pascua era: un tipo, una sombra, o recordación, de Cristo. Cuando él vino y derramó su sangre, se creó para todos el lugar de protección contra la ira de Dios. Juan el Bautista señaló a Jesús un día cuando él se acercaba y les anunció a sus discípulos.

Juan 1:29 (RVR60) — 29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Podríamos expresar de esta manera otra vez lo que él dijo: “He aquí el cordero de Dios que nos protege de la ira terrible del Señor”.[17]

 

CONCLUSIÓN: Solo Cristo es nuestra justicia, debemos congregarnos y meditar en la obra que Él hizo por nosotros, mantenernos confiados en Él porque solo en Él tenemos esperanza de ser librados del día de la Ira de Dios.

 

Referencias

[1] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (p. 171). Editorial Northwestern.

[2] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (p. 171). Editorial Northwestern.

[3] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (p. 172). Editorial Northwestern.

[4] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (p. 172). Editorial Northwestern.

18 Taylor, op. cit., p. 1021.

[5] Dunning, R. H. (2010). El Libro de SOFONÍAS. En Comentario Bíblico Beacon: Los Profetas Menores (Tomo 5) (p. 301). Casa Nazarena de Publicaciones.

[6] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (p. 172). Editorial Northwestern.

[7] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (pp. 172-173). Editorial Northwestern.

[8] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (p. 173). Editorial Northwestern.

[9] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (p. 173). Editorial Northwestern.

[10] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (p. 173). Editorial Northwestern.

[11] Dunning, R. H. (2010). El Libro de SOFONÍAS. En Comentario Bíblico Beacon: Los Profetas Menores (Tomo 5) (p. 301). Casa Nazarena de Publicaciones.

[12] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (p. 174). Editorial Northwestern.

[13] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (p. 174). Editorial Northwestern.

[14] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (pp. 174-175). Editorial Northwestern.

[15] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (p. 175). Editorial Northwestern.

[16] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (p. 176). Editorial Northwestern.

[17] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (p. 176). Editorial Northwestern.

Categorías: Sermones

0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *