LECTURA BÍBLICA PARA HOY:  

Hebreos 8:10 Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo;

Los judíos apreciaban altamente el pacto que Dios les dio por medio de Moisés en el monte Sinaí; para ellos esta era la palabra final y sin falla.

En él encontraban las leyes que gobernaban su sacerdocio, los rituales del templo, los sacrificios, los días santos y cosas similares.

Los hebreos cristianos de aquel tiempo, que vivían bajo la presión de la persecución, estaban pensando en regresar al judaísmo con su pacto mosaico. Pensaban que quizás habrían cometido un error al aceptar el cristianismo y que el antiguo pacto era mejor.[1]

El autor del libro de Hebreos tiene una respuesta para ellos:[2]

Hebreos 8:7 (RVR60) — 7 Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.

El antiguo pacto fue reemplazado no porque fuera imperfecto y cundido de fallas, sino porque era inadecuado e incompleto; sólo era preparatorio.

El pacto de Dios por medio de Moisés era básicamente ley, y como tal, tenía dos deficiencias: revelaba el pecado, pero no lo podía quitar; y exigía obediencia perfecta, pero no podía dar el poder para hacerlo.[3]



[1] Lauersdorf, R. E. (2001). Hebreos (R. C. Ehlke, A. J. Panning, & G. J. Albrecht, Eds.; p. 87). Editorial Northwestern.

[2] Lauersdorf, R. E. (2001). Hebreos (R. C. Ehlke, A. J. Panning, & G. J. Albrecht, Eds.; p. 87). Editorial Northwestern.

[3] Lauersdorf, R. E. (2001). Hebreos (R. C. Ehlke, A. J. Panning, & G. J. Albrecht, Eds.; p. 87). Editorial Northwestern.


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