TEXTO:          SOFONÍAS 3.8-12  MIERCOLES 14-06-2023

INTRODUCCIÓN:

¿Está el libro de Sofonías solamente orientado hacia el juicio? La última docena de versículos de esta profecía enfatiza que el mensaje de juicio, el mensaje de la ley de Dios, no es la última palabra que el Señor le da a la humanidad, y aunque nos habla del juicio, también nos habla de una esperanza de un futuro glorioso para los que esperan en el Señor.

I           ESPERAR HASTA QUE EL SEÑOR REUNA Y CASTIGUE A LAS NACIONES.

Sofonías 3:8 (RVR60) Por tanto, esperadme, dice Jehová, hasta el día que me levante para juzgaros; porque mi determinación es reunir las naciones, juntar los reinos, para derramar sobre ellos mi enojo, todo el ardor de mi ira; por el fuego de mi celo será consumida toda la tierra.

A.   Esta tierra en la cual usted y yo vivimos, se está dirigiendo a su propio juicio. La mayoría de sus habitantes no lo creen, pero nos estamos dirigiendo al juicio, y este juicio será cuando el Señor Jesucristo regrese, por segunda vez, a la Tierra.

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B.   El Señor advierte que llegará el día en que sus esfuerzos por recuperar a su pueblo terminarán.

C.   Sofonías acaba de citar al Señor que dice: “esperadme”, una expresión que usualmente se asocia con la esperanza y la confianza en la bondad del Señor, pero como la usó aquí significaba: “Van a ver, cuando los agarre”.

D.   En el día del juicio final El Señor juzgará a toda la tierra. Este mundo pecador y rebelde sentirá el ardor de su ira y será consumido. Lo peor de todo es que Judá también será atrapada en el incendio.

¿Por qué? Mientras estaban en el mundo, vivieron de tal modo que no se diferenciaban de los incrédulos del mundo. Y así en el gran “día del Señor”, que será el final, no habrá diferencia en el trato que se les dará a ellos y el que se le dará al resto del mundo.

E.   ¡Qué advertencia para el pueblo de Dios de estos días! El mensaje es claro.

Actúa como el mundo incrédulo y únete a su actitud rebelde, desobediente  y a su conducta impía, y en el Juicio Final puedes esperar que te traten como al mundo incrédulo.

F.    El Señor nos ha otorgado su Espíritu Santo a través de la Palabra de Cristo para asegurarnos que escaparemos del castigo que les espera a los impíos.[1]

II          ESPERAR EL DIA QUE EL SEÑOR REDIMIRÁ A SU PUEBLO

Sof. 3:9 En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre de Jehová, para que le sirvan de común consentimiento.

A.   La liberación que Dios llevará a cabo, su restauración, será precisamente tan universal como su juicio.[2]

B.   El Señor purificará a su pueblo

Sof. 3.9……“Devolveré yo a los pueblos pureza de labios.  

La palabra que se traduce como “devolver” significa un cambio,  En otras palabras dice: “Voy a cambiarles el corazón para que me confiesen en vez de maldecirme”.[3]

C.   El Señor declarará a su pueblo no culpables de pecado por causa de Cristo, y a través de este mensaje maravilloso puede obrar la nueva vida en el corazón de los que lo buscan.

Ez. 36.25-27 “Esparciré sobre vosotros agua limpia, y quedaréis limpios; de todas vuestras inmundicias, y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré también un corazón nuevo, y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y las pongáis por obra” (36:25–27)

 

D.   La obra de la conversión que lleva a cabo el Señor es un milagro que obra a través de su Espíritu, y las consecuencias son sorprendentes.

1.    Debido a la obra que realiza en el corazón del pueblo, el Señor dice que los labios que antes lo habían maldecido ahora lo invocarán con fe.

2.    Las personas que no le habían hecho caso a la voluntad de Dios en su vida o que se resistían deliberadamente a cualquier intento de la ley de Dios de llamarlas al arrepentimiento, ahora de buena voluntad se unirán a los otros creyentes y servirán al Señor de común acuerdo, en unidad.

3.    Los que anteriormente habían vivido sólo para ellos mismos y para su propio beneficio, ahora glorificarán al Señor y servirán a su prójimo. ¡Qué transformación lleva a cabo la palabra de Dios en el corazón del hombre pecador![4]

III         EL SEÑOR JUNTARÁ A SU PUEBLO

Sof. 3.10 De la región más allá de los ríos de Etiopía me suplicarán; la hija de mis esparcidos traerá mi ofrenda.

A.   El Señor habla de juntar a sus creyentes que están esparcidos en “la región más allá de los ríos de Etiopía”, el país que estaba justo al sur de Egipto. Para los israelitas Etiopía estaba en la frontera sur del mundo conocido. Por eso, el hecho de que el Señor hable así es prácticamente como si dijera que reunirá a sus creyentes desde los confines de la tierra.[5]

B.   Los “esparcidos” a quienes el Señor se refiere aquí podrían ser los judíos, que en varias oportunidades habían sido esparcidos en todo el mundo en el exilio.

C.   En las Escrituras el término “esparcidos” también se usa para referirse a los gentiles. Isaías no sólo habla de Israel que regresa al Señor, sino también de gente de todas las naciones, que están esparcidas en todo el mundo, que vienen al Señor. Dice: “Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu amanecer” (Isaías 60:3).

D.   Finalmente, mis “esparcidos” debe implicar todos los elegidos de Dios en todo el mundo. Dios reunirá a su pueblo escogido en un solo cuerpo, la santa iglesia cristiana. AllÍ invocarán el nombre del Señor, lo servirán con todos sus hermanos cristianos, y depositarán ofrendas aceptables ante su trono de gracia.[6]

IV        EL PUEBLO DEL SEÑOR NO SERÁ AVERGONZADO

Sofonías 3:11–12 (BTX) — 11 En aquel día no serás avergonzada por todas tus acciones con que te rebelaste contra mí, porque entonces Yo habré quitado de en medio tuyo a los que se gozan en tu soberbia, y no volverás a ensoberbecerte en mi santo monte. 12 Entonces dejaré en medio tuyo un pueblo humilde y pobre, el cual se refugiará en el nombre de yhvh.

A.   La seguridad del remanente estará garantizada por la eliminación de los orgullosos y soberbios que habitaban en medio de ellos.

B.   Este remanente purificado no tendrá que avergonzarse. ¿Por qué? Porque por medio de Cristo  ha sido quitado el pecado, la verdadera fuente de la vergüenza.

C.   La gente vivirá en santidad al Señor y A diferencia de los soberbios que no confiaron en Dios, el pueblo humilde… confiará en el nombre de Jehová y ellos mismos son hechos tan puros y perfectos delante de Dios que sin exageración pueden ser llamados nuevas criaturas.”2[7]

D.   Éstas son cosas muy sublimes que se dicen de la ciudad purificada de Jerusalén. ¿Cuándo sucederán?

Hasta cierto punto ya han sucedido, están sucediendo y se darán en el futuro. Dondequiera que el Espíritu de Dios esté presente con el evangelio que da vida en medio de su pueblo, allí se crean nuevos corazones, que se aferran en fe al Salvador y que viven como el Señor lo describe en estos versículos.

Ese lugar no tiene una ubicación física como Jerusalén en la tierra de Palestina. Más bien, es la santa iglesia cristiana en la tierra, donde el Espíritu de Cristo está presente con los medios de gracia.

Sin embargo, la perfección que se describe en estas palabras no se alcanzará en esta tierra.

Mateo 13:24–30 (RVR60) — 24 Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo;25 pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.26 Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.27 Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?28 El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?29 El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. 30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.

Mateo 13:49–50 (RVR60) — 49 Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, 50 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Finalmente la perfección vendrá en el día del juicio cuando el Señor quite a todos los impuros y a todos los hipócritas de su iglesia, y la lleve con Él a la gloria eterna.[8]


[1] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (p. 200). Editorial Northwestern.

[2] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (pp. 201-202). Editorial Northwestern.

[3] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (p. 202). Editorial Northwestern.

[4] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (p. 203). Editorial Northwestern.

[5] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (p. 203). Editorial Northwestern.

[6] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (p. 204). Editorial Northwestern.

2 Eaton, op. cit., p. 155.

[7] Dunning, R. H. (2010). El Libro de SOFONÍAS. En Comentario Bíblico Beacon: Los Profetas Menores (Tomo 5) (p. 309). Casa Nazarena de Publicaciones.

[8] Westendorf, J. J. (2002). Nahúm, Habacuc, Sofonías (pp. 204-205). Editorial Northwestern.

Categorías: Sermones

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