Por:                 Ps. Jessica Alzamora

TEXTO:          LEV. 26:1-13

TEMA:           LA OBEDIENCIA TRAE RECOMPENSAS

OBJETIVO:   Mostrar a los oyentes cristianos y no cristianos que hay  preciosas promesas de Dios para nosotros, pero que recordemos que  antes hay mandatos que deben ser obedecidos; y así con toda libertad podemos pedir que sus promesas se cumplan.

INTRODUCCIÓN:

Se cuenta que una vez, siendo Jorge Washington presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, se organizó una cena para dar la bienvenida a los embajadores de diversas naciones. Uno de los invitados, el embajador de Francia, quedó muy impresionado por la sencillez, buen trato y don de servicio del presidente. Aquél diplomático, estando sentado al lado de la madre de Washington, le preguntó: “¿Cómo le hizo para tener un hijo tan espléndido?” La señora Washington, sin titubear un instante, le contestó: “simplemente le enseñé a obedecer”.

De la misma forma, las leyes levíticas eran exigencias que tenían una doble  función: exponían el carácter de un Dios santo y definían la manera en que el creyente debía responder a Él: viviendo en obediencia a su palabra. En una frase: eran para enseñar al pueblo a obedecer.

El factor clave del discipulado y la buena mayordomía en el cristiano es la obediencia a la palabra de Dios. Por tanto, el creyente debe también aprender a obedecer.

I. ¿QUÉ MANDATOS DEBÍAN SER OBEDECIDOS SEGÚN ESTE
PASAJE?

1.      NO ADORAR A NADIE MAS QUE A DIOS

1No haréis para vosotros ídolos, ni escultura, ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada para inclinaros a ella; porque yo soy Jehová vuestro Dios.

Esta es una  ley que tiene que ver con nuestra relación con Dios.

Dios no quiere que adoremos a nadie más que a Él. Ahora nosotros no compramos imágenes para adorarlas, pero podemos levantar a alguien en nuestras vidas que ocupe el lugar más prominente más importante que Dios; y eso es idolatría.

Muchas personas, a veces creyentes, caemos en la idolatría. Tenemos nuestro(s) propio(s) dios(es) (dinero, posición, posesiones, orgullo, etc.). La Biblia nos motiva a acercarnos al único Dios verdadero para adorarlo y obedecerlo.

2.      GUARDAR EL DIA DE REPOSO

2Guardad mis días de reposo, El día de reposo era una celebración periódica que recordaba la creación que Dios hizo en seis días. Guardar el sábado implicaba reconocer que Jehová y no otro Dios, era el hacedor y dueño de todo lo creado y el único digno de adoración.

¿De qué manera guardamos el día de reposo?

Asistir a la iglesia, servir a Dios, pasar tiempo con la familia. Adorar juntos al Señor, Estudiar una porción extensa de la Palabra de Dios, etc.

3.      TENER RESPETO POR LA CASA DE DIOS

y tened en reverencia mi santuario. Yo Jehová.2B

Tener respeto por la casa de Dios, entender que hay que venir a adorar, a orar, a aprender la palabra, no ha conversar, o a tener una cita.

4.      DEDICAR TIEMPO PARA CONOCER SUS DECRETOS Y GUARDARLOS

3Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, 

La palabra andar está usada en el AT para indicar costumbre de vida.

Es vivir como si fuera una parte natural de su vida.

El lenguaje utilizado en esta sección es el que se usaba en los pactos que se concertaban en el antiguo cercano oriente. Las palabras claves: “Si anduviereis…”, “si guardareis…” son de tipo condicional y expresan la idea de que Israel debía cumplir su parte en el pacto si quería ser bendecido por Dios,   Si no lo hacía, el pacto estipulaba diversas maldiciones que en su caso recibiría el pueblo por su deslealtad (26:14–46).

II         ¿QUÉ COSAS DIOS HA PROMETIDO HACER A AQUELLOS QUE OBEDECEN

1.      PROMESA DE BENDICIONES MATERIALES

4yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus  productos, y el árbol del campo dará su fruto.5Vuestra trilla alcanzará a la vendimia, y la vendimia alcanzará a la sementera, y comeréis  vuestro pan hasta saciaros,No faltará el sustento diario en toda la nación. La abundancia y el abasto constante de bienes de todo tipo llegaría a ser un anhelo cumplido para el pueblo.

2.      PROMESA DE PAZ Y SEGURIDAD

y habitaréis seguros en vuestra tierra. 6Y yo daré paz en la tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante; y haré quitar de vuestra tierra las malas bestias, y la espada no pasará por vuestro país.

Al tener garantizadas sus necesidades básicas, no debían tener temor del futuro ni de muchos de los problemas comunes de la vida (v 5b). Tampoco debían buscar en otras fuentes su seguridad.

En tiempos antiguos, la  idolatría tenía el atractivo de dar prosperidad a quien la practicara. La mayoría de los ritos paganos se asociaban con la prosperidad agrícola, obtención de riquezas, etc.

Al contar con la bendición divina, los israelitas debían volver su rostro a Dios en agradecimiento y dedicar sus vidas a aprender de él, servirlo, adorarlo y nada más (Salmos 34:8; 119).

Los cristianos debemos tener fincada la seguridad de nuestra vida en la relación y comunión diaria con el Salvador (Romanos 8:38–39; Filipenses 1:21; 4:13; Colosenses 3:3).

Nada de lo que existe en el mundo puede darnos la seguridad y protección que brinda la obediencia a Dios.

No importa dónde andemos (en peligros, sombra de muerte, etc.) ni de qué carezcamos. Si caminamos en obediencia, el Señor nos acompañará, cuidará y dará todo lo que nos haga falta, sin importar qué tan difícil sea. Para Él no hay nada imposible (Lucas 1:37). Como dice David “no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo” (Salmos 23:4), y “porque tú has sido mi refugio y torre fuerte” (Salmos 61:3).

Dios promete a su pueblo eliminar los peligros naturales “malas bestias”, así como los provocados por el hombre “la espada” (v. 6). La paz sería una condición esencial para el progreso y desarrollo de la nación. La guerra, en cambio, lo destruiría todo.

3.      PROMESA
DE TRIUNFO CONTRA NUESTROS ADVERSARIOS

7perseguiréis a vuestros enemigos, y caerán a espada delante de vosotros. 8Cinco de vosotros perseguirán a ciento, y ciento de vosotros perseguirán a diez mil, y vuestros enemigos caerán a filo de espada delante de vosotros.

Victoria sobre los enemigos. Israel iba a vivir rodeado de enemigos cuando entrara en la tierra prometida. Los pueblos cananeos entre los que habitaría eran muy fuertes y muchos de ellos tenían superioridad numérica y militar.

Sin embargo, esto no debía preocupar a los hebreos ni tenían que  organizar una gran maquinaria militar, acumular armamento, o formar alianzas con otras naciones para hacer frente al enemigo. Su principal enemigo era la incredulidad en el Señor de los ejércitos.

4.      PROMESA DE MULTIPLICACIÓN

9Porque yo me volveré a vosotros, y os haré crecer, y os multiplicaré, y afirmaré mi pacto con vosotros.

Crecimiento de la nación. El crecimiento de la población a menudo es figura de la bendición y favor divinos hacia el pueblo de Dios. El crecimiento quizá puede referirse también al poder y predominio que podría adquirir Israel entre las naciones.

5.      PROMESA DE RECIBIR SU PRESENCIA

11pondré mi morada en medio de vosotros, y mi alma no os  abominará; 12y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo. 13Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis sus siervos, y rompí las coyundas de vuestro yugo, y os he hecho andar con el rostro erguido.

La presencia de Dios.
Aunque el Todopoderoso estaba siempre entre su pueblo, en alguna manera su presencia sería muy especial cuando el pueblo anduviere con él. Si la nación fuere obediente, el Señor promete: “y andaré entre vosotros” (v.12).

La obediencia de la nación al pacto era la base de la respuesta divina y de todas las bendiciones que recibirían del Altísimo.

CONCLUSIÓN

En nuestra libertad para decidir, tenemos la posibilidad de apropiarnos de las bendiciones o escoger las maldiciones de Dios. Las consecuencias serán resultado de nuestras decisiones y no culpa del castigo divino. En el NT esta verdad se presenta por Pablo, cuando dice: No os engañéis; Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre siembre, eso mismo cosechará (Gál. 6:7).

NO HAY DICHA MÁS GRANDE PARA EL CRISTIANO QUE COSECHAR LOS FRUTOS DE SU OBEDIENCIA AL SEÑOR.

Los cristianos estamos en proceso de formación. Debemos mantenernos atentos y dispuestos a captar todas las enseñanzas de la palabra santa. En nuestro aprendizaje de Dios y de la vida, el tema más importante es la obediencia. Aun el mismo Señor Jesucristo, siendo perfecto, aprendió a obedecer.

Categorías: Sermones

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